Las conductas autolesivas son impulsos
para hacerse daño a uno mismo físicamente.
En un niño pequeño con autismo y
trastorno del procesamiento sensorial las causas pueden ser varias:
descontrol emocional, mala regulación sensorial, mala comprensión
de acontecimientos por una mala planificación o anticipación, por
nombrar algunos.
Pueden ir desencadenando causas unas
tras otras y no ser una única causa. Lo peor es el daño físico si
ya es intenso y que no se convierta en una conducta rutinaria “me
descontrolo por X razones y mí única herramienta es
autolesionarme”. Si esta conducta es su única vía de escape vamos
a tener un problema, ya que si necesita notar dolor para regularse
cada vez necesitará más para poder sentirse mejor.
Y todo ello, a la larga, puede desencadenar en terribles consecuencias, incluídas conductas suicidas, tremendo final.
Y todo ello, a la larga, puede desencadenar en terribles consecuencias, incluídas conductas suicidas, tremendo final.
Pero para ello debemos de ofrecerle
herramientas, hacer registros, saber la raíz del problema, conocer
al niño y tener total y absoluto control de la situación.
Quien no entienda mucho sobre autismo
puede parecerle ésto una barbaridad pero no lo es, es más, cuanta
más gente hablo y/o contacto, más común es. Procesan de distinta
forma, se defienden y actúan tb de otra.
Me ha gustado mucho un post que he
leído que explica las conductas autolesivas en general, sin tener
que ver el autismo de por medio, el blog se llama “rasgolatente.es”
y su autor es Miguel Ángel Pérez Nieto, en su artículo “Lo que
la conducta autolesiva esconde”:
“En
concreto se entiende de manera unánime que las conductas autolesivas
no suicidas vienen precedidas por un intenso y agudo afecto negativo
y que la conducta lesiva disminuye ese afecto negativo, disminución
que se convierte en reforzador de manera automática. Es decir,
lesionarse disminuye temporalmente el malestar. Pensemos en una
persona que está sufriendo emocionalmente y que opta por
pellizcarse. El pellizco va a suponer una importante ‘distracción
emocional’ cuando empieza, bloqueando otras fuentes de malestar. El
fin del pellizco va a ser una fuente de alivio (Franklin
et al., 2013).
Luego, como estrategia de regulación emocional, ese pellizco quita
sufrimiento y aporta satisfacción momentánea. Es una estrategia que
resulta reforzada, especialmente cuando otras no funcionan.
Como estrategia de regulación emocional, ese pellizco quita sufrimiento y aporta satisfacción momentánea.
Como estrategia de regulación emocional, ese pellizco quita sufrimiento y aporta satisfacción momentánea.
Puede
resultar más fácil entender esto si, por ejemplo, se recuerda a un
niño morderse en situaciones de tensión o si recordamos las
imágenes de las fans de ídolos musicales arañándose o estirando
su cara ante la llegada de su estrella particular. Si profundizamos
en la cuestión encontramos, incluso, en una reciente investigación
(Davis
et al., 2014)
para que las conductas autolesivas no suicidas puedan ser una opción
de regulación emocional, sólo sería necesario que cuando la
emoción se dé, otras estrategias de regulación (como por ejemplo
la reevaluación), fracasen.
Así,
visto que las autolesiones pueden entenderse, al menos parcialmente,
como una forma problemática de regulación emocional, no sorprenderá
que se den en mayor medida en personas con trastorno emocional, como
depresión, estrés post-traumático o trastorno obsesivo-compulsivo
(Bentley,
Cassiello-Robbins, Vittoro, Sauer-Zavala y Barlow, 2015).
Esta malestar a canalizar sería el combustible gracias al cual arden
las conductas autolesivas.”
Y
cómo no, un extracto del libro de Isabel Paula “La ansiedad en el
autismo” en el que habla de autolesiones:
“Las
teorías más conductuales sugieren que las conductas autolesivas son
comportamientos aprendidos que proporcionaba a la persona algún tipo
de refuerzo. Para identificar qué es lo que refuerza la conducta
autolesiva es necesario un buen análisis funcional del
comportamiento, investigar cuándo, por qué y cómo se instauran
esos comportamientos. Las evidencias sugieren que las funciones de la
autolesión más comunes son: obtener atención, acceder a refuerzos
tangibles, escapar o evitar determinadas situaciones o actividades, y
obtener estimulación interna. En otras ocasiones, su función es
claramente comunicativa para pedir un cambio de entorno. Y otras
veces sirve de distracción para pasar de un estresor a otro
proporcionando un input sensorial intenso mientras el cerebro está
sobrecargado”.
Por todo ello, analizando bien la
situación, con muchos registros, averiguando cuál es el detonante,
los motivos, lo que sucede durante y después de ciertos episodios y
viendo que era una conducta que se estaba integrando, para intentar
extinguirla por completo lo primero que ví es que debe de ser
consciente de que se está poniendo nervioso y no deber perder el
control sobre sí mismo.
Para ello apoyos visuales y guiarlo. Se
crea una zona de “tiempo fuera” estratégicamente pensada para
que sólo permanezca en ella el tiempo en el que suceden o pueden
suceder estas conductas (nunca en otro momento del día), ya que si
las logramos anticipar correctamente significará que no sólo
nosotros tenemos por fin el control de la situación, sino que él
logrará ser consciente de lo que está pasando, de lo que está
sintiendo, de darle herramientas y de que cada vez sean menores en
cuanto a intensidad y número estas conductas.
Si ésto hubiese ocurrido años atrás
debería de haberle delimitado bien por colores y flechas las
conductas malas y la solución, por lo menos pensando en forma
positiva, los avances en cuanto a comprensión y cambio de
presentación de los pictogramas son claros, nunca los obviaremos,
pero si nos adaptaremos a sus necesidades.
Se le explica qué pasa, “herirse →
te estás haciendo pupa”
“no se muerde, no se estira el pelo,
no se escupe”
TIEMPO FUERA → Le retiramos a la zona
estratégica
Hacemos ejercicios de respiración
pautados que dependerán de al nivel que haya subido, hasta que
consiga tranquilizarse.
Tras ellos “consolar” o sea, abrazo
fuerte-tacto profundo para regurlarle y sentirse protegido y seguro.
Y después de ello lo alabamos: ERES UN
CAMPEÓN.
Inmediatamente ya no decimos nada ni
nombramos el asunto hasta mucho tiempo después, si hubo alguna
complicación o algo que rectificar mediante HISTORIAS SOCIALES, se
lo recordamos, pero sin agobiarle, como un cuento y siempre
motivándole y diciéndole que debe de estar tranquilo.
Así las próximas veces suele
recordarlo e intenta hacerlo mejor.
Los pictogramas son de Hop´Toys (IDEO
PICTO) y son ideales porque no es necesario plastificar ni poner
velcro etc... y vienen con imán.
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