Marc pasó un primer año bien, aunque
no conseguía algunos de los ítems correspondientes a su edad, pero
me decían que no me alarmara.
Para mí era un niño muy tranquilo,
muy buen niño. Apenas lloraba, se conformaba dónde le pusiera
(hamaca, parque de casa, suelo....) y nunca protestaba. Comía muy
bien, aunque desde siempre rechazó la fruta.
Si me llamaba la atención el interés
por sus juguetes, o más bien, la falta de interés. No hacía mucho
caso y si le hacía a alguno era para apretarlo con las manos o
pasárselo por delante de los ojos.
Más que juguetes prefería ver dibujos
balanceándose con su hamaca.
Y lo que más me llamaba la atención
era su retraso motor, que, ante la falta de conocimiento, yo decía
que era muy pasota, que prefería estar sentado.
Al año no andaba, iba con el taca-taca
sólo hacia detras, o dándose trompazos por el pasillo de lado a
lado, sin enfadarse y a gatear empezó también muy tarde, con 13
meses.
En su forma de gateo fue cuando ya supe
que no iba bien. Al tener libertad de movimiento es cuando ví que no
era normal su forma de jugar, que no es que tuviese interés por
objetos, tenía obsesión por objetos alargados, para pasárselos por
delante de los ojos.
A esta alarma se sumó un pésimo día
en la piscina que todo le parecía mal, si le ponía el pañal, si se
lo quitaba, si entrábamos al agua, si salíamos.... incluso para
subirlo al coche.
Fue un día nefasto, acabé agotada, no
entendía nada. Así que fuí al pediatra y se lo conté.
El pediatra empezó a hacerme preguntas
y la que más me recalcaba era si miraba a los ojos, a lo que yo
repetía una y otra vez que sí, porque a mí si me miraba. Con el
tiempo me dí cuenta que era a la única persona que miraba a los
ojos.
El pediatra me derivó a un
fisioterapeuta y ahí fue cuando supe que la que venía encima era
grande. Aquí tenía 14 meses.
Empezó a hacerme muchísimas preguntas
a las que contesté a casi todas que no y entonces me derivó a un
centro de atención temprana para que le viesen dos psicólogas. Aquí
fue cuando salí llorando sin parar, mirando a mi niño a la cara y
viendo que había que empezar a ponerse las pilas para averiguar qué
le pasaba.
Las psicólogas le hicieron una serie
de pruebas y decidieron que empezaría atención temprana una vez por
semana. Aquí ya tenía 16 y seguía igual. No andaba ni tenía
intención de hacerlo.
Empezó atención temprana y además
una fisioterapeuta otro día más. A los 2 meses empezó a andar. La
alegría fue inmensa. Fueron 2 semanas muy felices, en las que
pensaba que haciendo los ejercicios que me decían (motricidad fina y
causa-efecto) ya estaba lo peor pasado. Estaba equivocada, lo peor
faltaba por llegar. Y llegó a las 2 semanas.
Una mañana empezó a pasarse los
objetos alargados que tanto le gustaban (un mando de tv, un
bolígrafo...) por delante de la cara, pero esta vez de forma
distinta. Los seguía hasta el rabillo del ojo y cuando lo conseguía
lo hacia una y otra vez sin parar y cada vez más rápido.
Le intentaba quitar los objetos y se
ponia a llorar y con una rabia impropia de él.
Por la tarde lo llevé al parque y se
durmió en el coche y aquí fue cuando vino lo peor. Al despertarle
no sabía qué hacer para mantenerle despierto, pues sólo quería
dormir. Y ante mi desconocimiento sólo le proporcionaba estímulos
con lo que su grado de excitación y rabia cada vez subía más y el
mío también. Era una rabieta, su primera rabieta. Duró 4 horas....
A partir de ahí le añadieron otra
sesión más semanal y ese curso fue para mí una centrifugadora de
sentimientos. Me puse a buscar en internet horas y horas, noches en
vela hasta que le puse nombre a lo que le pasaba a mi hijo. El
AUTISMO había entrado en nuestras vidas.
3 meses sin salir de casa (sólo a
terapias, médicos y supermercado).
Las horas del día las pasaba
observando a mi hijo, haciéndole ejercicios, intentaba conocer la
nueva circunstancia que nos había tocado.
Las horas de la noche seguía
informándome en internet, contactando con gente, buscando
asociaciones o algo en los que poder conseguir más información,
buscando gente en mi misma situación para sentirme apoyada y no un
bicho raro, buscando ejercicios, materiales.....en fin, una locura.
(Hoy en día sigo buscando información, pero de otra forma, ya sé
qué busco y qué quiero)
Mi fase de duelo no fue de sentir que
algo había perdido ni cosas que he leído, fue de sentirme impotente
por no saber ayudarle. A los 3 meses cuando empezó a insertar
anillos en palos, a hacer ejercicios en casa y a poder sentarse en
una silla sin lesionarse, fue cuando dije que si, que había que
echarle un par de narices a todo, no llorar y seguir porque el camino
sería cuesta arriba pero no era una sentencia final.
Pronto vinieron los primeros
resultados, le ponía metas sencillas y se iban cumpliendo. Era la
forma de eliminar su frustración, darle seguridad y yo sentir
satisfacción y ánimo para seguir. Porque todo costaba (cuesta)
mucho. Porque cualquier niño aprende de forma espontánea cosas
sencillas, pero con él había que repetirlas mil veces, (culpa
también de mi desconocimiento muchas veces) y, sin embargo, cosas
que a otro niño neurotípico habría que explicarle infinitas veces,
Marc las aprende de forma innata.
Empezamos a sumar más metas cuando se
introdujeron imágenes reales para su aprendizaje aconsejada por su
primera terapeuta, a la cuál la recuerdo con gran cariño. Así que
le hice fotos a todo lo que él pudiese necesitar o
querer.....comida, personas que tenían relación con él, ropa,
juguetes, dibujos, lugares de la casa, en fin, todo lo que se me
ocurrió. La finalidad de ésto era que me pudiese dar una tarjeta en
forma de petición para que yo le pudiese dar lo que me estaba
pidiendo con esa imagen.
Costó lo que no está escrito que
hubiese una primera vez porque también me adelantaba yo a él, pero
cuando me puse firme y no le daba nada hasta que no me mostrase la
tarjeta, esa vez llegó y se dió cuenta de que al dar una imagen
obtenía el objeto real. (También porque me puse a cantar y a
bailar como una loca). A partir de ahí empezó su primera forma de
comunicarse (y yo mis primeros bolsos enormes para poder llevar todas
las tarjetas) y ya se le notó un poco con la disminución del número
de rabietas y ahí me di cuenta de lo que estaba sufriendo mi bombón.
Claro, imagínate que te vas a un lugar
donde ni entiendes el idioma ni sabes hablarlo, la comida es rara,
hay un montón de ruido por las calles, mucha gente, no puedes decir
ni pedir nada y tú tienes una inmensa necesidad de algo, ¿cómo
estarías? Histéric@, nervios@, angustiad@... y con un grado de
ansiedad por las nubes, ¿verdad?. Pues eso es lo que le pasaba, por
eso las rabietas y por eso todos los comportamientos inusuales.
Cuando me dí cuenta de eso, al principio me entró mucha angustia e
incluso sentimiento de culpa por no entenderlo, pero me hizo tomar un
tremendo impulso, aquí es cuando empecé a hacer materiales sin
descanso para facilitarle la vida. Él los necesita y el día a día
para los 2, con ellos, es muchísimo mejor.
Después de las imágenes reales
(fotos) con fondo blanco siguieron con fondos de otros colores y
posteriormente los pictogramas, tenía que asociar imagen real con
picto, cosa que hizo enseguida, para mi alivio, porque hacer fotos de
absolutamente todo para su posterior, recorte, plastificado y velcro
era agotador. No es que ahora no lo sea, pero no es lo mismo
descargártelo al pc que tener que ir tomando fotos en primer plano,
con lo cuál también fue un gran avance para los dos.
Y así seguíamos, mamá haciendo
materiales, llevándolo a terapias y trabajando en casa lo que se
decía en ellas, más la información que iba recopilando y también
la aplicaba y Marc cumpliendo pequeñas metas día a día. Por aquel
entonces tenía 2 años y medio. Ya estaba familiarizada con el
autismo, pero, aún faltaba otra cosa más que yo desconocía y que
ningún profesional me supo decir.
Faltaba el TPS (Trastorno del
Procesamiento Sensorial). Cormobilidad que ha impactado muy
negativamente en Marc, que se obvió por completo en el diagnóstico,
que en terapias se pasó por alto y que por mucho que yo dijese que
el autismo no me acababa de “encajar” no se me hizo ningún caso.
muy interesante y detallado tu historia me gusto ,gracias por escribir
ResponderEliminarGracias por tus palabras Guadalupe
EliminarFantastico e interesante como has relatado la evolución de tú hijo. Gracias. Mercedes
ResponderEliminarA tí por tus palabras Mercedes :)
EliminarMuchísimo animo!!! Espero q el pequeño Marc vaya mejorando poco a poco. Eres un ejemplo como madre
ResponderEliminarEs increíble lo identificada que me siento contigo, mis ojos se nublan sin poder terminar de leer cada entrada al completo.... ojalá pueda sacar yo esa fuerza que muestras... pero no me queda claro que es el TPS
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